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Despertar
Despertar no es un acto de magia, aunque llenará de magia tu vida.
Despertar no tiene nada que ver con tu mundo externo, aunque todo lo que te rodea parecerá tener un nuevo brillo.
Despertar no cambiará tu vida, si bien sentirás que todo ha cambiado.
Despertar no borrará tu pasado, pero al mirar atrás lo percibirás como la historia de alguien muy querido que aprendió muchas cosas. Sin embargo, sentirás que ese alguien ya no eres tú.
Despertar no despertará a tus seres queridos, pero ellos se verán más divinos ante tus ojos.
Despertar no sanará todas tus heridas, pero ellas dejarán de gobernarte.
Despertar no solucionará tu situación financiera, pero te sentirás millonario.
Despertar no te hará más popular, pero ya no volverás a sentirte solo.
Despertar no te dará más poder, pero descubrirás el poder.
Despertar puede que no disuelva los barrotes de tu cárcel, pero te dará la libertad de ser tú mismo.
Despertar no cambiará el mundo. Te cambiará a ti.
Despertar no quita responsabilidad. Muy por el contrario, te dará conciencia de las consecuencias de tus actos y elecciones.
Despertar no te hará tener siempre la razón; más bien, ya no sentirás deseos de tenerla.
Despertar no traerá caudales de amor a tu vida. Descubrirás que ese caudal habita en ti.
Despertar tiene poco que ver con lo que imaginas, y todo que ver con el amor.
Para despertar, busca toda la ayuda que puedas: lee, asiste a los encuentros, medita, respira y espera. Todo ayudará.
Finalmente, harás la alquimia, pues tu intención hará que suceda.
Si ya has despertado y ves cómo duermen los demás a tu alrededor, entonces camina de puntillas. Respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos.
Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño. Estás siendo arrullado y cuidado.
Autor desconocido.